BATANA

Los días 25 al 27 de mayo participamos 17 mujeres de varias AAVV en un curso de formación sobre Voluntariado Ambiental durante el fin de semana, en “La Batana”, el Centro de formación Medioambiental que la CAVA gestiona en el Parque Natural de la Sierra de Grazalema. Las participantes han sido de las AAVV de San Antón, La Palma, Sudamérica, San Jaime, Las Nieves, Pueblo Nuevo, La Gobernaora, así como de Mujeres Vecinales, Mayores Vecinales y Nueva Gente.
Entre los temas que trabajamos podemos destacar la huella ecológica humana, que es un indicador del impacto ambiental generado por la demanda humana que se hace de los recursos existentes en los ecosistemas del planeta, relacionándola con la capacidad ecológica de la Tierra de regenerar sus recursos. Representa el área de tierra o agua ecológicamente productivos (cultivos, pastos, ecosistemas acuáticos o bosques), necesarios para generar los recursos necesarios y además para asimilar los residuos producidos por cada población de acuerdo a su modo de vida.
El objetivo fundamental de calcular la huella ecológica consiste en evaluar el impacto sobre el planeta de un determinado modo o forma de vida y, compararlo con la biocapacidad del planeta, consecuentemente es un indicador clave para la sostenibilidad.


Manifiesto de mujeres vecinales "LA ALIANZA"


El alarmante aumento de mujeres asesinadas por sus parejas este año ha disparado la preocupación del Ministerio de Igualdad por el auge de ciertos colectivos con ideas machistas que, en opinión del delegado del Gobierno contra la violencia sexista, Miguel Lorente, tergiversan las estadísticas sobre el maltrato o los conflictos en las separaciones.

“Con el fin de que todo siga igual y los hombres sigan teniendo privilegios”.
El dirigente ministerial denomina posmachistas a estos grupos porque su origen entronca con la posmodernidad y presumen de su rechazo al machismo. «Los posmachistas se han dado cuenta de que la crítica a los avances de las mujeres no basta y por eso dicen que buscan la igualdad»,

En particular, la dependencia económica de las mujeres, que ha perdido terreno pero sigue presente en muchas familias, y que implica, asimismo, un sometimiento de la voluntad, que es impuesta por el varón y cuya vulneración por parte de la mujer puede conducir a episodios de agresión física y psicológica, o incluso al asesinato.


De hecho, el popularmente denominado machismo vendría a ser el traje efectivo de dicha situación, y todo ello constituye un conjunto de creencias que, como se pone de manifiesto regularmente, sigue arraigado en las sociedades, incluso en las más avanzadas.


Por todo ello, la violencia de género supone una cuestión más amplia que la circunscrita a la legislación, aunque no cabe duda de que las leyes proporcionen una primera barrera contra su impunidad y extensión. La tarea desborda a las fuerzas de seguridad y a los propios Juzgados, y también deja perplejos a los ciudadanos, que comprueban cómo se producen regularmente casos tan dramáticos como los recientemente acaecidos en España, en el que en algunos de ellos no existían ni denuncia previa por malos tratos ni se sabía de disputas serias entre las parejas. Es necesaria, en consecuencia, una acción social liderada por las instituciones públicas para que las ideas y creencias que sirven de base a esta violencia sean modificadas en pos de una comprensión más racional de la convivencia entre las personas.




MUJERES VECINALES “LA ALIANZA” Y ÁREA DE MUJER DE LA FLAVE